Correr 100 millas y llegar a la meta... Aventura épica

Correr 160 kilómetros. No sabía cómo lo lograría, pero por alguna extraña razón, las zapatillas nunca me demostraron que ellas no quisieran intentarlo.


En el 2013 por situaciones logísticas no se dio y como hago siempre que emprendo algo, oré y pedí a Dios, que si Él estaba de acuerdo que emprendiera esta aventura, lo dejaba en sus manos. Y como siempre Dios, alinea TODOSSSS los planetas, las constelaciones y el globo terrestre de mi vida se prepara para entrenar y correr 160 kms en el Desierto de Arizona.


Entrenar fue difícil, hubo fines de semana de tormentas, donde solo quedaba correr saltando trillos y pozos de agua. Otros fines de semana de sol inclemente y humedad calcinante. Pero, nada ensombreció entrenar, estaba feliz. Al fin, después de más de 16 meses, iba rumbo a correr Javelina Jundred 100 miles.


El Viernes 31 de octubre corro en Fountain Hill, Arizona a solo 24 hrs de la carrera. Apago el Garmin en periodo de entrenamiento con el total de 1,803 kms. Perdí la cuenta cuantas horas visualicé cómo sería correr en el desierto, en otras ultras que he corrido, siempre han sido en montañas con vistas y naturaleza realmente eclipsantes. Cada ascenso y descenso en montañas es más hermoso, y mi mente me decía: “Hummmm ... ¿Será que sobrevivo al temible y aburrido desierto?


Al ir llegando la tarde, el Hotel sede de la carrera, donde me hospedé, era un verdadera fiesta de ultracorredores, muchos lucían sus mejores hebillas de combate, solo pensar que estaba a horas de tratar de conseguir la mía, me hacía un nudo en la garganta. Por primera vez correrán en esta carrera un equipo de 3 corredores Tarahumaras, que vienen desde las barrancas del Cobre. He leído dos veces “Nacidos para correr”, ver a pocos metros estos verdaderos y enigmáticos corredores fue una sensación indescriptible. Así como ver a los Filipides de nuestro siglo.


A eso de las 9.30p.m. llegan al Hotel, Jose y Ricky, mis dos amigos que serían mis pacer en la carrera después de los 100kms. Jamás tendré palabras ni gesto de agradecimiento que pueda saldar mi deuda con ambos, Jose hasta había pospuesto el lanzamiento de un nuevo producto en varios países y Ricky cambiado varias reuniones con clientes, soltaron sus sacos de ejecutivos, solo para que “la chiqui”, no estuviera sola y lograra terminar JJ100 miles.


Todo corredor sabe que el día antes de una carrera NUNCA se duerme bien, a las 2 AM ya estaban mis pies forrados en microporo + cinta adhesiva y todos los rituales de untar, pegar, poner, ajustar antes de una ultra... Ah, y qué decir, ya vestida con un outfit lleno de colores y diseños... que me transmitieran, montón de energía positiva. “Peace and love”.


Jose y Ricky nos llevaron a las 3.45am a Aby (mi nueva amiga mexicana) y su mamá, a donde estaban los buses que nos llevarían hasta el parque donde saldría la carrera. Inician el llamado final de corredores a línea de salida, siempre he pensado (y creo que soy un tanto engreída con este pensamiento), que Dios me hizo Corredora y que a Él le encanta que yo lo sea.


Inicia la cuenta regresiva, chequeo las luces de las lámparas que llevo, veo todo tan oscuro. Pero, como toda salida de ultras, nada empaña ese momento sublime donde solo se respira emoción y las endorfinas se pueden tocar. Arranco mi carrera, estoy tan feliz, el amanecer no se hace esperar, una palabra para transmitir lo que mis ojos vieron: “magia”. Caminos oscuros que despiertan y se convierten en la conjunción perfecta de colores, naturaleza, vegetación e imágenes. El desierto de Phoenix, es realmente hermoso.


La carrera era en “loop” o circuitos, debía recorrer 6 circuitos de 24kms + 600 metros en sentidos de la manecilla del reloj y un último de 14 kms. El primer circuito a pesar que no veía bien por la oscuridad, lo corrí como conejo en soltura, al retorno de los 12kms, ya había salido la luz del día. El clima estaba riquísimo, no sentía ningún tipo de esfuerzo y me exigí a un paso mucho más rápido del que tenía previsto correr.


El segundo circuito traté de dosificarme y bajar el ritmo, debía de encontrar el paso que había entrenado por horas y que según lo previsto me haría terminar la carrera.


Cada entrada a meta después de finalizado cada circuito era emocionante, el ambiente que se vive en esta carrera es realmente de fiesta, la gente no deja de aplaudirte las veces que pasas rumbo a terminar un circuito.


Pasé todo el día corriendo y jugando buscar nuevas imágenes entre cada circuito, era como estar pintando con una enorme paletas de colores, a medida que transcurría el día, esa misma vegetación se cambiaba ante mis ojos. Y qué decir de escuchar el viento, sentir el sol inclemente varios corredores sufriendo, por no estar acostumbrados al calor y al sol, para mí el clima riquísimo, ni frio, ni calor. Acostumbrada a entrenar con sol, calor, humedad en Panamá, realmente te da un plus con el clima.


Completé los 100kms en 14hrs 55 mins. No tenía ningún tipo de molestia y simplemente me había gozado los primeros 100kms, para mi correr ultras NO te hace más fuerte, creo que es una mezcla entre aprender a soportar, tener paciencia y ser perseverante cuando en cuestión de horas te cambia el panorama de una carrera larga.


Al terminar el 4to. Loop, me cambio totalmente de indumentaria, ya estaba de noche y se sentía frio y brisas fuerte, entraron a correr Ricky y Jose, cuan caballos en el derby de Kentucky, lucían fuertes y decididos a que esa meta sería nuestra. Nos marcaron el ritmo y como si lo hubiéramos vivido ya, las lámparas, la oscuridad el sonido de las pisadas, todo se veía y escuchaba en armonía. Después de los 100kms Aby, decidió quedarse con nosotros y unirse a nuestra estrategia de carrera.


Para vencer el aburrimiento y que no nos venciera el cansancio, decidimos cantar a viva voz varias canciones mexicanas, Jose es mexicano y por ende hizo migas instantáneas con Aby, los demás corredores unos nos miraban con caras de “estos locos”, a esta hora aún tienen pulmón para cantar y otros nos aplaudían. En definitivo los buenos pacers, siempre sacan lo mejor de ti y rebuscan cualquiera técnica para mantenerte alerta.


Cómo olvidar a Steve, ultramaratonista mexicano, alto, fortachón y que transpira valentía. A cada momento, se detenía a darnos ánimos. En el mundo de la ultradistancia, conoces seres humanos sencillos, que aun siendo grandes, nunca olvidan el ser gente. Steve finalizó la carrera en menos de 24hrs.


Al ir subiendo las horas, se me fue secando la garganta y comencé a toser, cuanto más tosía se hacía más difícil respirar. A mitad del 5to loop, recurrí a la inhalo terapia que siempre llevo conmigo cuando corro en frío, llegó un momento que el pecho me dolía, pero trataba en los puestos de ayuda, no lucir tan “mal”. En estas carreras, los jueces de ruta siempre chequean muy de cerca el estado físico y anímico de los corredores. Y ya había visto varios corredores que los dejaban en los puestos de ayuda.


Todo lo que fue alegría y felicidad durante mis primeras 18 horas de carrera, se convirtió en horas y kilómetros de supervivencia hasta que despuntó el sol. Estaba agitada y se hizo un caos, tratar de respirar, mantenerme en movimiento y que mis piernas no se pusieran perezosas, era tal el silencio, que hasta me escuchaba la garganta al tragar aire. Jose y Ricky, nos transmitían tanta paz y seguridad que simplemente no había manera como rendirse.


Y así como cuando esperas un milagro que no sabes cómo será, pero tienes la certeza que será, a lo lejos viene despuntando por segundo vez ante mis ojos, el hermoso amanecer del desierto, el sol ya venía llenando de luz todo a su paso, y si fue fría la noche, jamás olvidaré el BOOM de energía que sentí en todo el cuerpo cuando el calor me regresó. Dejé de toser y mis manos heladas ya se sentían otra vez.


Hay momentos y sentimientos que solo los conoces si corres ultramaratones, después de haber sobrevivido toda la noche una al lado de la otra, le tomo la mano a Aby y le digo, “Ya amaneció, lo hicimos! Viene un fotógrafo y nos grita: ”wowww girls, this is funny”.. You looking very nice”.. (Mentira piadosa... caras de amanecidas teníamos ambas).


Y terminamos el 6to loop, tal cual lo visualicé durante mis horas de entrenamiento, en Javeline Jundred 100 miles, me darían el collar fluorescente que indica que el corredor inicia el 7to y ultimo loop de 14kms de tu carrera. Pero, no contamos que los collares se habían acabado! Jaaaa, otra virtud que debe tener todo “pacer” ser “negociador”. NO me pregunten de dónde y óomo, Jose hizo que la chica en meta le apareciera 2 collares de “last loop” para sus niñas.


En la meta, ya estaban preparándose toda la artillería mexicana para recibirnos de regreso. Nos quitamos los abrigos, los guantes, y salimos felices como niñas al parque por un ratito, corremos fuertes estos 14kms, nos pasamos a más de 5 personas. Jose, estaba FELIZ... se nos adelantó como 2kms por delante y nos gritaba: "ÉCHENLE ganassss, mis peladas! Ya la carrera es suya!


El ultimo kilómetro rumbo a la meta fue realmente una gran fiesta. Aby y yo otra vez nos tomamos las manos y gritamos: “Allá viene, vamos a entrar fuerte”. No encuentro palabras para describir estos momentos, mi corazón se quiere salir, todo mi cuerpo se convierte en muchas emociones, tengo los pies y los dedos dormidos hace muchas horas, pero no hay dolor, molestia, queja. En los últimos 20 metros nos espera la Mamá de Aby y Ricky a cada una nos dan nuestras banderas. Se oye los gritos de quienes ya acabaron y que ya después de un día, son tus amigos: “Vamos México, Vamos Panamá”! Y cerramos con aquellas sonrisas que solo se dibuja cuando se termina una Ultramarathon. El reloj de meta marca 28hrs. 53 mins, y me dan una cajita con “buckle”, que ya es mío!


Desde que inicié a correr la perspectiva por la cual corro ha cambiado, quizás igual que con los años, cuanto más vives y corres, los matices de la vida tienden a ser más complejos y siempre buscas más respuestas. En ese ir y venir de emociones que solo he logrado conocer por ser corredora, descubrí que la ultradistancia te lleva a la máxima expresión de ti mismo, tal cual eres, sin poses, sin imágenes, sin estereotipos, esas horas te hace descubrir, tu “yo” ese que suele pensar sin filtros. Cada carrera terminada es un libro de enseñanzas, donde quizás la primera en conocer es NO creerte invencible, simplemente como el pequeño saltamontes... eres TERCO.


A Nilda y Kim, que me recibieron en San Francisco después de mi carrera, gracias por ser tan especiales conmigo, me mimaron, me alimentaron, me bajaron las revoluciones y me regresaron a Panamá, con todas las libras que baje durante la carrera.
Gracias a mi especial familia, mi mamá y Geraldine, las hice sufrir cuando el enlace en vivo de la carrera se cayó en la madrugada y no sabían si aún seguía corriendo. Ese recibimiento en el aeropuerto, flores, pancartas y barra... Jamás lo olvidaré.


Seguiré buscando nuevas aventuras, la vida me ha resultado una gran caja de emociones desde que soy corredora y nada pero nada podrá evitar que aun sufriendo, bendiga cada kilómetro que logre alcanzar.


No importa los años en tu vida, sino la vida en tus años. Abraham Lincoln



Iris Regalado (Panamá) - Javelina Jundred 100 Miles
Noviembre 2014



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