Dos incoherencias del corredor

Entrenamiento de fuerza.

Muchos deportistas tienen mucha fuerza de voluntad, lo cual es muy bueno, pero olvidan entrenar la fuerza, de modo que aunque se sientan mejor pueden estar acortando su vida deportiva.


Antiguamente se decía que el corredor no debía hacer pesas porque se iba a muscular en exceso, su volumen corporal aumentaría, y el corredor de fondo era todo lo contrario. Lo cierto es que para conseguir un volumen de músculo tan exagerado como para parecer un culturista, deberíamos hacer un trabajo tan específico que nos ocuparía horas de trabajo.


Así que no hay que preocuparse, se debe trabajar la fuerza como una cualidad fundamental de nuestro entrenamiento. Hay que hacerla bien, con peso libre o ejercicios corporales, de forma que conseguiremos un cuerpo más proporcionado.





En relación a la fuerza con el maratoniano, uno de los miedos típicos cuando corremos un maratón, es que pensamos que en el kilómetro 30-35 nuestro rendimiento baja por haber entrenado pocos kilómetros, cuando en realidad, el problema es que lo que ha faltado es entrenamiento de fuerza.




El calzado.

La otra gran incoherencia de este siglo XXI , son nuestros pies. Son la primera parte del cuerpo que contacta con el suelo. Debido a su gran poder de sensibilidad manda información a nuestro cerebro de cómo está el terreno y, por tanto, de cómo debe actuar nuestro cuerpo frente a las dificultades que a la hora de caminar pueda encontrar. Leonardo da Vinci decía que «Nuestros pies son una obra maestra de ingeniería y arte.”


Nuestros pies están formados por 26 huesos, 20 músculos y 100 ligamentos cada uno. Es una de las partes más complejas de nuestro cuerpo, garantizándote una buena salud general si empezamos cuidando bien los pies.


Se tienen datos de que el ser humano ya se protegía los pies antes de Cristo. Lo hacian con modelos tipo sandalia y su finalidad no era solo para ir más cómodo, sino para prevenirse de los impactos y el calor del suelo. Fue en el siglo XIX cuando se fabrican los primeros zapatos de pie izquierdo y pie derecho. Pero no hasta los 70, cuando una de las marcas que más conocemos a nivel mundial saca su calzado para amortiguar nuestros impactos en el suelo.


Sus campañas espectaculares, como hizo el tabaco o las grandes cadenas alimenticias, convencieron a la sociedad. Calzarse unas zapatillas muy amortiguadas principalmente en el talón, nos iban a prevenir de lesiones. El tiempo no les ha dado la razón. Las zapatillas han sido la forma de acomodar mucho más a la sociedad y en vez de entrenar su técnica de carrera, prefieren gastar más y de esa forma ser un comodón y poder seguir talonando y no correr con esos engorrosos apoyos de metatarso.


Desde que llevamos calzado la forma de nuestro pie ha cambiado. En relación a la deformación que el ser humano esta sufriendo en sus pies, es impactante estas imágenes de hace más de 100 años y que están tomadas a personas que nunca se habían calzado. Vemos pies mucho más anchos, que dan sensación de más estabilidad, no como en la imagen de pies actuales, con los dedos más amontonados y estrechos.


Reflexión.

Trabajar la fuerza es muy importante para el corredor, incluye ejercicios de fuerza en tus entrenamientos. Y sobre los pies, no se te ocurra ponerte a correr descalzo o con zapatillas poco amortiguadas, porque tampoco es la solución. Como todo en la vida debe haber una adaptación y con el calzado también hay que hacerlo, puedes comenzar por usar calzado de horma más ancha.


Extraído del blog PROPÓSITO SALUDABLE




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