Los 7 problemas más habituales del running


Lesiones.

Todos las hemos sufrido y muchas veces, no nos llegan por sorpresa. A veces aparecen justo cuando se empieza a entrenar, o cuando se vuelve al deporte después de un periodo sedentario, de descanso o post-lesión, habitualmente por querer avanzar demasiado rápido.
Solución: Una máxima a seguir es la de que no es mejor el que más entrena, sino el que lo hace de forma más eficiente. No olvides nunca calentamiento, estiramientos, enfriar al finalizar, no sobreentrenar... Hay que realizar las cargas de entrenamiento de modo paulatino, aumentando el kilometraje y la intensidad de modo escalonado, dando tiempo a los músculos a ajustarse a los cambios y evitando el sobreentrenamiento. Recuerda que es mejor pecar por defecto que por exceso.





Deshidratación.

Los primeros síntomas son discretos: presión en la cabeza, tipo leve dolor de cabeza, y cansancio (que se suele confundir con el propio del ejercicio que se está realizando).
Solución: Basta con beber, a tragos cortos y durante todo el entrenamiento o carrera. Hay multitud de bebidas isotónicas, pero lo mejor: agua.


El "pique".

Cada corredor debe realizar su propio entrenamiento y no "picarse" con otros compañeros compitiendo a ver quién hace más series, sube las cuestas más rápido o hace el entrenamiento más duro. Para competir están las carreras y es en ellas donde debemos valorar nuestro estado físico.
Solución: Puedes salir a entrenar con otros compañeros, pero no intentando demostrar quién es mejor. Esos entrenamientos conjuntos deben adecuarse para que todos los participantes puedan realizarlo, y en general, el entrenamiento debe ser personalizado.


La obsesión.

No hace falta que lleves el pulsómetro puesto todo el día, comprobando tus pulsaciones cada poco rato. Tampoco aburras a tus amigos no-corredores con tus experiencias y logros. No le quites a los tuyos mucho tiempo porque estés entrenando, eso te traerá problemas en tu vida familiar más pronto que tarde. Solución: Corre para vivir, no vivas para correr. Haz del deporte una diversión porque si lo conviertes en una obsesión estarás perjudicándote a ti mismo y a tu entorno.


Contracturas.

No siempre son provocadas por un esfuerzo mal realizado, la mayoría suelen aparecer por falta de vitaminas o minerales, por deshidratación, por cambios bruscos de temperatura...
Solución: Estiramientos al comenzar los entrenamientos, hidratarse convenientemente y llevar prendas cómodas y aireadas.


Agujetas.

Se presentan a las 24 horas de haber realizado un ejercicio más intenso o distinto al que realizamos habitualmente.
Solución: Una vez que se presentan no hay más remedio que soportarlas, si quieres puedes tomar algún analgésico suave para contrarrestar el dolor. Los remedios tipo "agua con azúcar" no sirven para nada. Si son muy fuertes no habrá más remedio que descansar o bajar el nivel de entrenamiento. Es cierto que repitiendo el ejercicio que las causa suelen desaparecer más rápidamente.


Desvanecimientos.

Son muy aparatosos, pero la mayoría de las veces no conllevan demasiada importancia. Suelen ser mareos o desmayos de los que el sujeto se recupera rápidamente y provocados por un descenso muy rápido de las reservas energéticas, por ejemplo, al realizar un ejercicio continuado o muy intenso.
Solución: Siempre es conveniente visitar al médico si ocurre uno de estos episodios para descartar cualquier otra causa. En las carreras largas debes llevar siempre productos que te ayuden a recuperar las energías que vas perdiendo, del tipo de barritas energéticas, geles, frutos secos. Si haces series o carrera de intensidad y notas mareos debes darte más descanso entre serie y serie para ayudar al cuerpo a recuperarse. No todos somos iguales.


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