Mi primer maratón

Por fin estoy frente a la incógnita de si podré o no podré. Por fin estoy frente a tanta gente con la misma idea de vencer el reto más grande del atletismo. Por fin después de meses de preparación estoy frente al gigante que solo los más valientes se atreven a enfrentar: el maratón. Pero sobre todo estoy enfrentándome a mí mismo y a mis paradigmas...


Puedo ver a mi alrededor mucha gente gritando, motivando, concentrada para poder alcanzar la meta del maratón, la sensación de verlos y saber que están pensando lo mismo que yo es indescriptible, la mezcla de facciones en su cara es incomprensible, pasar de la motivación hasta el temor de fallar es una mezcla realmente un poco rara, el saber que te están animando, pero tú realmente no los puedes oír debido a tu nivel de concentración, es algo que no había experimentado nunca.


Por fin, se oye el balazo de salida y el contingente empieza a caminar para empezar a correr después de pasar la línea de salida, entre los nervios y el ultimo repaso mental del recorrido, el ultimo adiós y el último beso a las personas que te vinieron a ver, hay solo unos segundos, en cambio a ti te da la impresión de que el tiempo pasó demasiado lento y esa escena se quedara suspendida en el tiempo por toda la eternidad ya que era la expectativa de tu primer maratón. Cuando vuelvas a ver a todas esas personas, cuando vuelvas a besar a tu gente que te vino a apoyar, ya no serás el mismo, ya habrás culminado un maratón.


El primer paso es el más difícil de dar que el ultimo, pero ya empezamos a correr, todo marcha dentro de lo planeado, la gente en gran abundancia, el espíritu motivador, gente alentando y tu ritmo normal, acabamos de pasar el kilómetro 10 y todo dentro de lo normal, la ansiedad controlada hasta cierto punto y la paciencia después de una hora sigue con nosotros, el recorrido trazado dice que hasta este punto la altimetría es más alta, todavía no vamos a la mitad cuando sientes detrás de tu rodilla derecha un pequeño tirón, tratas de concentrarte en tu paso pero el tirón no te deja y tienes que cambiar de planes para poder aguantar todo el restante recorrido, las dudas y los temores se empiezan a asomar, empiezas a preguntarte porque en este momento te duele y ciertamente empiezas a pensar que pasa si tienes que abandonar la carrera.


Bajas tu ritmo y el dolor desaparece y puedes continuar, después de 20 km todo sigue igual, el contingente nutrido pero los gritos de motivación ya no son tantos como al principio, ahora la gente viene más seria y enfocada en lo suyo, puedes ver uno que otro que está detenido tratando de aliviar un calambre o alguna gente ya va caminando, tratas un poco de alentarlos con un grito o una palmada en la espalda, ese clásico animo que hasta cierto punto no sabes si se lo dices a él o te los dices a ti mismo.


La gente que está fuera de la carrera como porristas hace su trabajo pero ya van 30 kms en los cuales sus porras te motivan poco, solo te limitas a darles una pequeña sonrisa y saludar tímidamente en agradecimiento a sus esfuerzos por levantarnos el ánimo pero el cansancio físico y mental son muy grandes, y a esta altura las dudas y los temores son lo que inundan tu mente.


¡Recuerdas el pequeño tironcito que te dio antes de los 10 km? Adivina que, se complica y tu rodilla no te responde como debiera, tu ritmo disminuye notoriamente y el dolor es fuerte, si fuera poco, aparte de los temores, todavía te faltan 12 km, puedes ver gente a lo lejos, volteas atrás y también la gente que alcanzas a ver esta lejos, no hay nadie con quien platicar o desahogarte y el que alcances para platicar viene peor que tu, es aquí donde tienes que tomar la decisión más importante en tu primer maratón. O te aguantas el dolor para conseguir tu objetivo de tiempo establecido o solamente lo acabas y vendrán más maratones en los cuales podrás romper tus expectativas, por el momento trataras de adquirir experiencia y sensaciones.


Con el dolor corporal encima de la lesión que tienes, pero más dolor te produce el pensar que tanto entrenar tanta disciplina tanto sacrificio para que en el día mas importante tengas que dejar tus objetivos trazados por una lesión, entonces empiezas a pensar , de que sirvió todo eso? Del temor has pasado a la tristeza, a la frustración y al dolor que causa un espíritu quebrantado por la incertidumbre.


A lo lejos puedes divisar un punto de abastecimiento en el cual la gente te espera para apoyarte y llenarte de ánimo, pero sabes que por más que te animen tu espíritu está realmente destrozado, quisieras poder agradecer sus esfuerzos por mantenerte animado pero por el momento no tienes ni fuerza ni ganas para hacerlo y los pasas de largo, si tuviste la precaución de poner atención era el kilómetro 30, como enfrentaras el resto del recorrido, has decidido ser conservador y hacerle caso a tu cuerpo, el cuerpo que preparaste por tanto tiempo y por una razón que no sabes, no está al 100% para culminar en el tiempo que soñabas realizar en tu primer maratón.


-“Estás loco no lo vas a terminar”, retumba en mi cabeza esa frase que me había dicho mi padre el día que le dije que quería correr un maratón, -“para mí que no más llegas al kilómetro 25”, un compañero del trabajo aseguraba, -“vas a hacer mas de 6 horas pero si lo acabas”, dijo mi hermano, -“porque quieres hacer un maratón es mucho esfuerzo, estas loco”, había dicho mi novia, pero entre tantos recuerdos viene a ti el recuerdo de alguno que dijo, -“yo confío en ti chaparro, se que podrás” y esa frase de ánimo es la que tratas de repasar por tu mente para darte ánimo...


Después de que tu mente ha sido bombardeada por estos pensamientos y estas frases regresa a la realidad y caes en la cuenta que es el kilómetro 35, ahora la gente es menos y va caminando, algunos van llorando, otros gritando tratando de auto motivarse, te das cuenta que no hay nada peor que el espíritu de una persona quebrantado, quisieras poder motivarlos pero tus fuerzas solo te sirven a ti, para poder mantenerte en ritmo para llegar a la meta, y aun así dudas si podrás llegar, la gente que habías rebasado antes ahora te esta rebasando debido a que tuviste que bajar el ritmo forzosamente, esto te llega a frustrar un poco porque ellos venían caminando y tu nunca te detuviste a pesar del dolor.


Kilómetro 37, ya no hay cuerpo solo mente alcance a escuchar a una persona que motivaba dentro del parque donde hace 5 horas empezaste animado y donde llegas 5 horas después todo destrozado, cansado, frustrado y en parte humillado, puedes ver como las personas te alientan y tratan de que te sientas motivado para el ultimo estirón, te encuentras con gente que no puede mas y sacas fuerzas de flaqueza y entablas una conversación con ellas para que sigan a pesar de los calambres que los aquejan, empiezas a entablar una conversación de confianza, conversación en la cual le confiesas que has llorado durante el trayecto y que tu tristeza es inmensa a pesar de que vas en camino a tu primer victoria de conquistar el maratón en el tiempo establecido, pero no tu tiempo deseado.


Último kilómetro se oye constantemente, la meta esta a la vuelta empiezan a gritar, tu mente de nuevo regresa a ti dándose cuenta que ya vas a llegar, solo es cuestión de mantener el ritmo, tu espíritu se quiere animar y tu motivación empieza a regresar como por arte de magia, la última vuelta se quedara suspendida en el tiempo por siempre, no importa cuántos maratones termines , el primero será el más valioso, la vuelta donde puedes ver la línea de meta, esa experiencia es algo único e inigualable, la vuelta donde ves a la persona que te está esperando y que te recibe con gritos de aliento pero sobre todo con orgullo porque has terminado, caes en la cuenta que has llegado y has culminado una proeza que solo los más valientes se atreven a realizar...


Últimos 100 metros tratas de acelerar pero no puedes, tu cuerpo no responde y tu mente se empieza a relajar, línea de meta, has llegado, sientes el dolor en todo tu cuerpo después de todo ese esfuerzo, ves el dolor en la cara de tus compañeros que van llegando, sientes una serie de emociones combinada, alegría, frustración, descanso, enojo, tristeza y empiezas a llorar, en ese momento un abrazo inesperado, la persona que te apoyaba hace unos momentos ahora está a tu lado diciendo “ felicidades has terminado” cuando se percata que está llorando solo se limita a darte un beso en la mejilla, y te das cuenta que ese beso de ánimo vale más que cualquier cosa en ese momento, “ no llores lo lograste” escuchas de su boca, tu enojo y frustración por no haber conseguido tu tiempo empieza a disminuir gracias a esas palabras de aliento.

Has pasado la línea de meta y lo único que piensas es cuándo será el próximo maratón, ya que necesitas hacer el tiempo que te has propuesto, por el momento el dolor es insoportable pero la sensación de triunfo y el sabor de la victoria es indescriptible, ¡el sabor del PRIMER MARATÓN!


Dedicado a todos los que me apoyaron y a los que dudaron de que no lo terminaría...

Osbaldo Hernández


- Ver otras crónicas.