Hola amigos de Corredores Populares, íya corrí mi primer maratón!
No soy un corredor muy experimentado, llevo corriendo desde septiembre de 2010 y, como ya escribí aquí, empecé con un peso de unos 100 kilos aproximadamente.
Llegó el día elegido, llegó Valencia, mi primer maratón, al que me apunté sin ni siquiera haber corrido una media maratón (luego he hecho dos mientras me preparaba), pero es que la palabra maratón te llena el corazón de orgullo y yo quería hacerlo.
Llegué a Valencia el sábado en avión y fui directo al hotel y después de descansar un rato, cogí camino para recoger el dorsal, y... ¡Madre mía, qué ambientazo había! Estaba lleno hasta la bandera, muchísimos stands de deporte, personas de todas las edades, y yo con un nerviosismo que me iba a explotar el corazón.
Cuando terminé de ver todo aquello, recoger mi dorsal y mi bolsa de corredor, me fui directo al hotel, a intentar descansar, pero la verdad, yo que soy ansioso por naturaleza no pude dormir en toda la noche. Me pasé todo el tiempo viendo vídeos de YouTube en mi Ipad. A las 6 de la mañana ya estaba desayunando un plátano y barritas de cereales, porque no me entraba nada de la tensión, y a las 7 ya iba camino de la salida, porque no podía estar más tiempo encerrado en hotel.
Nada más llegar y ver los primeros corredores y voluntarios, me pasó una cosa muy extraña, estaba allí, ya no había marcha atrás, y en un momento me relajé, se me fueron todos los nervios, me empecé a sentir como si ya hubiese corrido más maratones. Ver la gente empezar a calentar, hacer lo mismo que tú, me tranquilizó de tal manera que yo ni me lo creía.
Después de dar unas vueltas viendo el ambiente me fui a mi cajón de salida, en el que me daba un tiempo superior a las cuatro horas para finalizar la prueba. Ya estaba aquello lleno de gente, todo el mundo estirando, saltando, intentando calentar en un metro cuadrado. Qué calor te da estar rodeado de gente que va con la misma ilusión que uno. Los diez últimos minutos se me hicieron de momento. Nombraron a gente ilustre en el atletismo que estaban presentes para correr dicha prueba: Martín Fiz, Marta Fernández de Castro, entre otros.
Y llegó el momento de la salida. Al pasar por el arco se me saltaron las lágrimas de la emoción, ya había dado mi primer paso para esa distancia tan querida y respetada, entonces empecé a repasar mentalmente ese documento tantas veces leído por mí, que tenéis publicado de la psicología del maratón para no cometer muchos errores. Salí tranquilo, sin mirar el reloj, ya que iba a rodar por sensaciones. Vi un poco más adelante un práctico con un cartel que marcaba las 4 horas, me pegué a ese grupo hasta el kilómetro 6, en el cual decidí pasarlo porque iba demasiado bien, y por el ambientazo que había en Valencia: bandas de música, muchísima gente disfrazada y otros animando... Llegado el momento de la charla yo me mantuve en mi sitio con mi plan y no hablé con nadie para no gastar fuerzas.
En el km 10 vi a mi mujer animándome, qué emoción, iba entero todavía y volví a emocionarme, estaba allí corriendo, no me lo creía. Seguí corriendo a mi bola y el km 21 me encontré al práctico de las 3:45, y me dije: "¿Qué hago yo aquí?". Me sentía muy fuerte, ya había pasado la media maratón y estaba volando y mi mente quería apretar, pero siguiendo los consejos tantas veces estudiados, decidir intentar mantener el mismo ritmo, y así lo hice, y gracias a que tuve la mente fría porque si no, no sé qué hubiese sido de mí, je, je.
Llegamos a los km 24 y 25 y entramos en unos túneles donde la gente se puso a cantar todos a la vez, parecíamos espartanos legionarios, y otra vez más lágrimas, ya sé que soy un pesado con eso, pero es mi realidad y no me da vergüenza contarlo.
Llegando al 31 vi de nuevo a mi mujer. Más alegría y fuerza, corrió conmigo unos metros y alcanzó a darme un gel energético, el cual me llevé en la mano, ya empezaba a notar la fatiga muscular y rompí dos ampollas y uñas de los pies. Noté todo el calcetín izquierdo mojado en sangre, pero no me pensaba parar, eso forma parte de la carrera y no estaba dispuesto a renunciar. Esperando el tan famoso muro, vino a darme en el 34, menudo mazazo pegué, me di cuenta en un momento que mi ritmo había bajado, ya no era bonito correr, me empezaron a entrar los miedos de no llegar, pero recordé otra vez el documento, y pensé en positivo, que eso era normal, que había que pasarlo, que ya llevaba 34 km corridos, ¿Es que esperaba estar nuevo? Y me tomeé el gel.
Pasé 3 ó 4 km que fueron un infierno, la gente andaba, se paraba a estirar, a mí ya no me hacían efecto los ánimos de la gente, eso sí, no estaba dispuesto a andar ni un metro, ni mucho menos pararme (ésa es mi psicología, que conste que no tiene nada de malo pararse o andar), y seguí corriendo como si me fuera la vida en ello, cuando se me fue pasando la pájara levanté la cabeza y vi que todo el grupo que íbamos parecíamos zombis, y me dio por chillar y auto animarme. No había abierto la boca en toda la carrera y lo primero que se me ocurrió fue decir: "¡Vamos a demostrar la raza, la clase, como el gallo español! (soy criador de esa raza de gallo y es una raza que pelea hasta morir), pero todo esto a voces y empecé a subir el ritmo. Quedaban 4 km, el práctico de las 3:45 se me había escapado pero lo seguía viendo a unos 3 minutos y decidí cogerlo de referencia, y hay seguí, Valencia llena de gente, yo chillando y abogando por la raza, la clase, por España y por todo lo que se me ocurría y decidí disfrutar, fui en volandas, llegué al último km con una mujer de unos 65 años o más a mi ritmo, yo flipaba, eso sí que es fuerza de voluntad, lo demás es tontería me dije. Y aceleré, ya no notaba nada, iba flotando, Valencia rugía y yo ya estaba allí, vi a mi mujer a un lado, chillándome: "¡Campeón!", y entré en la meta en 3:48:19 tiempo oficial, en la página del maratón 3:46:22 tiempo real, (aunque eso para mí es lo de menos). Me sorprendí porque en ese momento tan esperado no derramé ni una lagrima, eso sí me acordé de mis padres, hermanos, sobrinos y amigos, a tantos que le he dado la lata con este día, y me sentí la persona más feliz del mundo.
Un fuerte abrazo a todos y espero no haberos aburrido.
Carlos Fernández
Valencia. 27 de noviembre de 2011