Mi primer maratón. Ciudad de México.

La Decisión y el Entrenamiento. El Lunes 25 de junio de 2012, alrededor de las 10:00 AM di el gran paso, inscribirme al XXX Maratón de la Ciudad de México que se correría el 2 de septiembre. Me quedaban exactamente 10 semanas para prepararme. ¿Por qué lo hice? ¿Cómo lo decidí? Realmente no lo sé, siempre he hecho locuras en mi vida, ésta era otra de ésas, pero son las que me mueven y me motivan a seguir.


Ya inscrito escogí el entrenamiento para 10 semanas de la web del maratón, lógicamente está preparado para personas que ya tienen algún tiempo corriendo y que han participado en algunas carreras. Olvidé comentar que nunca había participado en ninguna carrera de 5, 10, 21 km y mucho menos en un Maratón, por lo que ese lunes me iniciaba en el fascinante mundo del running. Según mi plan ese día tenía que correr 8 km, nunca había pasado de 5 km, pero llevo practicando 6 años tenis, raquet, squash y corriendo 3 ó 4 km diarios, por lo que consideré que traía buena condición física y resistencia para este reto.


Así comenzó mi preparación. Los primeros días fueron bastante difíciles y sobretodo los domingos, que eran los días que tenía que correr el mayor kilometraje, y me encontraba con el problema del abastecimiento de agua. Leyendo encontré que esos días al correr más km debías tomar agua como si estuvieras en el maratón, si no hubiese sido por mi esposa Olga no lo hubiera logrado, ella hizo de portadora del abastecimiento ya que no había forma de cargar con tanta agua, es donde me doy cuenta que a las personas mas cercanas también las hacemos cómplices.


En las primeras semanas no me fue tan mal, pero hubo dos cosas que me estaban inquietando. La primera mi mente me estaba traicionando a la hora de correr, hubo ocasiones en que me decía: "Ya no quiero correr" y tenía que parar. Es algo irrisorio, parece uno dos personas discutiendo, por lo que comienza una batalla contra uno mismo. Y la segunda, la respiración. Afortunadamente un amigo y compañero de trabajo, Tony, me recomendó el libro "De qué hablo cuando hablo de correr" de Haruki Murakami, la verdad que me ayudó mucho. Otra de las cosas que me ayudó enormemente fue leer las crónicas de cientos de personas acerca de su primer maratón, fueron realmente inspiradoras. Así termino mi entrenamiento con altibajos pero en excelente condición física.


Llegada a la Ciudad de México y recogida del Kit. El viernes 31 de agosto tenía mi vuelo Monterrey-Ciudad de México a las 8:30 pm y llegar con mis papás como 10:00 pm, pero como de costumbre el vuelo se retrasó, fui llegando como 11:30 pm, ya me estaban esperando mis familiares. No quería desvelarme faltando un día para el maratón, pero no tuve alternativa, llegamos a casa de mis papás después de las 12:00 AM, sabia que en la cenita iba a comenzar mi ingesta de carbohidratos porque mi mamá siempre que voy me prepara algo rico, en esta ocasión eran suculentos tacos de suadero, lógicamente no la podía despreciar, comí cuatro tacos, lo que nunca, casi explotaba, pero feliz platicando con mi papá nos dieron las 2:30 AM.


El sábado 1 de septiembre me levanto como a las 7:00 am para ir por el Kit, con algo de sueño todavía. Como les comentaba anteriormente, al no haber competido nunca era para mí y mi familia algo completamente nuevo. Llegamos al Palacio de los Deportes, para recoger mi paquete, fue muy emocionante. Salimos del Palacio de los Deportes como a las 11:00 AM, yo tenía la intención de correr unos 4 km para aclimatarme, ver cómo sería mi respiración, saber si la altura me pegaría al día siguiente, pero también sabia que mis papás y mi sobrino ya tenían hambre por lo que decidimos ir a desayunar. Por la tarde corro los 4 km junto con mi sobrino Jair, me sentí realmente bien por lo que sabía que al día siguiente no tendría problemas en cuanto a esos factores.


A la hora de la cena, para complementar mi plan de carbohidratos, como una rica torta de suadero y una pieza de pan de dulce para rematar. Llamada de mi abuelita que estaba preocupada por lo que haría al día siguiente, me decía: "Corres unos kilómetros y cuando te sientas cansado, hijito, te sales, ya es un logro para ti lo que corras". Yo le decía: "No, abuelita, voy a terminar, a eso vine". Finalmente me envía mi acostumbrada bendición y nos despedimos. Preparo mis cosas para el día siguiente y a dormir, quedamos en levantarnos a las 5:00 AM.


El Gran día: el maratón. Me levanto a las 4:30, ya tenía todo preparado y mi hermano me iba a llevar. Llegamos a Garibaldi alrededor de las 6:00 AM. Estaba la plaza repleta, en el camino encontramos a otros corredores que iban para allí, llegamos al Zócalo con un ambiente único, la mayoría calentando. Tras el arranque de las mujeres y los juegos pirotécnicos me despido de los míos y comienzo a caminar buscando mi lugar en la salida. Faltaban tres minutos para el arranque, en ese momento se quitan las personas que estaban como cordones en cada división. Falta un minuto, hago mis últimos movimientos, me encomiendo a Dios, 10, 9, 8... comienza el conteo 2, 1... suena el disparo, suena la música, aparecen los juegos pirotécnicos, la gente aplaudiendo, es verdaderamente emocionante, como eramos de los últimos grupos sabía que tardaríamos en comenzar a correr, fueron alrededor de 6 a 7 minutos, pero eso no importaba, iniciaba uno de los retos mas grandes de mi vida. Comienzo a correr, trato de ubicar a mi familia, pero entre tanta multitud es difícil. Al dar vuelta en 5 de Mayo, estaban mi hermano y sobrino, me toman algunas fotos, me desean mucha suerte.


Kilómetro 5 cruzando el Ángel de la Independencia, todo en orden, muchas personas apoyando a los maratonistas; kilómetro 10 por Homero en Polanco, posando para la foto, todo bien; en esos kilómetros me voy junto a Batman, eso ayuda a olvidarte que estás corriendo, porque todo son gritos de: "Vamos Batman, tú puedes, vuela".


Y así llegamos al km 15, rebaso al señor de los peluches, cruzamos el bosque de Chapultepec un poco complicado por los adoquines, pero todo bien.


Llegamos al km 18, más o menos por Chivatito volvemos a ser como niños, cuando pasamos por el paso de desnivel sabemos que ahí vamos a gritar como enanos.


Kilómetro 21, medio maratón, ahora comienza la carrera, me siento bien. En todos los abastecimientos tomo agua, en pocas cantidades pero tomo. Todo mi entrenamiento corría con la aplicación Nike Run, me ayudaba a contar el kilometraje, comenzando el maratón lo programé para los 42 km y me di cuenta desde el km 1 que para el iPod 800 m eran 1 km, por lo que todo mi entrenamiento había corrido varios km menos, por lo que al llegar al medio maratón el iPod ya llevaba 26 km, aunque trato de que no me afecte. Llego al km 25 y sigo sintiéndome bien.


Kilómetro 30, termina Av. Revolución, se me hizo eterno, fue donde pegó más el sol y traté de resguardarme corriendo siempre por el lado izquierdo. Sigo bien, ya algo cansado, en ese kilómetro supe que si lo terminaría. Muchos corredores ya caminando.


Kilómetro 34 la aplicación del iPod me felicita por haber concluido el maratón en 3:20, pero me faltan 8 km en realidad. En ese momento me doy cuenta que es cruzando Viaducto, donde mi papá y yo habíamos hecho un trato el día anterior de que al pasarla debía pensar que ya estaba muy cerca la meta y que ellos me estarían esperando con gusto en el Zócalo. Me olvido del IPod.


Kilómetro 35, cansado pero bien, llega el km 36 siento que me quieren dar calambres en las dos piernas, bajo un poco el paso, desaparece la sensación, tomo nuevamente mi paso.


Kilómetro 40, Palacio de Bellas Artes, veo la Torre Latino, nos dan Gatorade, bueísimo para esos momentos


Kilómetro 41, siento bastante cansancio, pero ya falta muy poco


Kilómetro 42, la famosa marca para todos los corredores, ya que solo faltan 195 metros, a poner mi mejor cara y acelerar nuevamente para llegar a la meta con mucha fuerza. Cruzo la meta, es algo increíble, una sensación de orgullo, emoción, alegría... es inexplicable. LO LOGRÉ!! Paso a recibir el avituallamiento final, por último, el premio mayor, mi medalla, que indicaba que había concluido el maratón, QUÉ SATISFACCIÓN!! Localizo a mis padres y les doy un fuerte abrazo. Llegan mi hermano, mi cuñada y mis sobrinos, incrédulos de que terminara, los abrazo también, les da bastante gusto, están emocionados.


Gracias a todas las personas que fueron para apoyarnos ese día, fue increíble por tantas muestras de cariño y palabras de ánimo, ¡Corredores ustedes pueden! ¡Ya les falta poco!, ¡Son únicos! Gracias también a todas esas personas que ofrecían cosas en el camino: dulces, naranjas, plátanos, coca fría, más dulces... Yo tomé de todo, la verdad que me ayudó bastante para poder terminar.


Carlos Chavarría
XXX Maratón Ciudad de México, 2 de Septiembre de 2012



- Ver otras crónicas.



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