El primer tramposo de la historia del atletismo moderno fue Spiridon Belokas, uno de los 17 participantes en el maratón de los primeros Juegos Olímpicos de la Era Moderna, disputados en Atenas en 1896. El corredor local Spiridon Louis entró primero en el estadio para cruzar la línea de meta, como vencedor, entre los vítores de los espectadores. Tras él llegaron otros dos atletas griegos, Charilaos Vasilakpos y Spiridon Belokas, aunque éste último fue descalificado tras comprobarse que había recorrido parte del trayecto en un carruaje. Fue denunciado por el húngaro Gyula Kellner, que vio cómo el atleta heleno lo adelantaba con descaro subido a un carro.
El 10 de septiembre de 1972 en el maratón de los Juegos Olímpicos de Munich el estudiante Norbert Sudhaus entró primero en el estadio. El público se levantó enaltecido de sus asientos ovacionando al corredor, pero Sudhaus no era un corredor olímpico, no había participado en competición atlética alguna en su vida, simplemente se había colado en el circuito y entró al estadio unos metros antes.
Sudhaus había recorrido ya la mitad de la última vuelta cuando los comisarios se dieron cuenta del engaño. Le hicieron salir de la pista a 100 metros de la meta.
De los 32 atletas que tomaron la salida en el maratón de los Juegos Olímpicos de 1904 en St. Louis, tan solo 14 lograron llegar al final. El primero en llegar a meta, después de 3 horas 13 minutos, fue el norteamericano Fred Lorz, que inmediatamente fue proclamado el ganador, sin embargo, Frederick pronto admitió haber hecho trampas, después de que un espectador denunciase que él no había acabado toda la carrera, se supo que había cubierto tan solo 18 kilómetros y en un coche conducido por su manager. La aclamación de la muchedumbre se tornó rápidamente en abucheos. Recibió una sanción de por vida, que más tarde, y gracias a su arrepentimiento, fue levantada.
Uno de los engaños más conocidos fue el de la ganadora del maratón femenino de Boston de 1980, Rosie Ruíz, cubana de 27 años, que marcó un crono de 2h 31:56 batiendo el récord de la prueba.
Ya había recibido la medalla y los laureles, posado para la prensa y realizado varias entrevistas cuando comenzaron las sospechas sobre su carrera. Su tiempo era espectacular, no parecía agotada y apenas sudaba, ninguna de sus adversarias recordaba haberla visto y no aparecía en ninguna de las fotos ni grabaciones tomados durante la carrera. Finalmente dos espectadores aseguraron haber visto a Ruiz saliendo de entre una multitud a menos de un kilómetro de la meta. Días después se supo que durante el maratón de Nueva York, donde consiguió la marca que le permitió participar en el de Boston, había usado el metro.
Otro caso similar fue el del argelino Abbes Thehami que intentó ganar la maratón de Bruselas de 1991 de una forma muy curiosa: su entrenador comenzó la carrera y poco después de correr veinte kilómetros le dejó a él terminarla para llegar en primer lugar.
Los pillaron cuando se dieron cuenta de que con el mismo dorsal había comenzado un corredor con bigote (su entrenador), y la había terminado uno sin bigote (Abbies).
El político mexicano Roberto Madrazo fue descalificado por hacer trampa durante el maratón de Berlín de 2007. Durante una buena parte del recorrido no se registraron datos de su paso por los puestos de control. Madrazo terminó la carrera en el puesto 146, y supuestamente tardó 21 minutos en recorrer los 15 kilómetros entre los 20 km y 35 km, fue descalificado, causando una total controversia en la política de México. Hasta diciembre de 2000 había sido gobernador de Tabasco, y se había presentado el año anterior a las elecciones generales de su país.
En octubre de 2011 Rob Sloan completó el maratón de Kielder en el Reino Unido en 2:51, pero surgieron sospechas, había testigos que dijeron haberlo visto esconderse detrás de unos árboles hasta que le pasaron los corredores de primera y segunda posición. Sloan inicialmente negó la acusación y reclamó su medalla. Cuando los organizadores del maratón iniciaron una investigación, Sloan cambió rápidamente su versión. Admitió haber cogido un vehículo para ahorrarse 10 km.