Todos sabemos que el calzado es primordial, ya que es el elemento básico para el corredor, su herramienta más importante y la que puede favorecerle, o por el contrario, perjudicarle hasta el extremo de echar al traste una carrera o peor aun, provocar una lesión.
Las zapatillas se desgastan con el uso y la no renovación puede hacer que la biomecánica de la carrera se vea afectada, así como las articulaciones y el pie debido al desgaste de la amortiguación y demás materiales de sostén que posee el calzado.
No es una estrategia de marketing de las marcas para vender más, es una necesidad indiscutible que es preciso observar, aunque la parte superior esté más o menos intacta, la suela y los materiales de amotiguación van reduciendo considerablemente sus propiedades, hasta el 25% en apenas 100 km y del 40% después de 800 km. La goma EVA, principal producto usado, tiende a endurecerse y no por dejarlas "descansar" recuperará sus propiedades.
Hay varios métodos para controlar cuándo debemos cambiarlas:
- Contabilizar los kilómetros, pues por diversos experimentos realizados por las diversas fábricas, las zapatillas empiezan a deformarse a los 500 km y es recomendable cambiarlas a los 800 km.
- Suela desgastada, si al observar la suela de la zapatillas observamos un evidente desgaste estamos ante un indicador, más que evidente, de necesidad de cambio.
- Si puedes doblar la zapatilla (salvo excepciones como las zapatillas extremadamente flexibles) casi uniendo la punta con el talón del mismo, indica que la entresuela está gastada y necesita renovación.
- Si sl correr las zapatillas producen un ruido como si golpeara contra la superficie, significa que la amortiguación está disminuida y por lo tanto, no es aconsejable continuar corriendo con ellas.
- Contrafuerte volcado hacia un lado: el contrafuerte es la parte trasera de la zapatilla que da sostén al talón, evitando pronar excesivamente. Si ésta zona está inclinada hacia un lado y no perpendicular al suelo, es porque ya nuestro uso ha afectado su forma y necesita cambio.
Cuando sustituyes las zapatillas viejas por unas nuevas debes tener en cuenta unas circunstancias. Al principio notarás gran diferencia en comodidad, sustento de la pisada, amortiguación... Es recomendable realizar el cambio de zapatillas de modo gradual, para adaptarnos ya que al tener las viejas adaptadas a nuestra pisada podemos tener diferencias en la manera en que nuestros músculos o articulaciones trabajan, por eso, si cambias de zapatillas, tómate un período de adaptación. Simultanea un tiempo los dos pares de zapatillas, alternativamente. Por ejemplo, con las viejas seguimos haciendo los rodajes largos y con las nuevas podemos empezar por hacer rodajes más cortos de 4-6 kilómetros, así minimizamos el número de impactos con esta nueva situación, evitando posibles dolores o pequeñas lesiones. También podríamos utilizar las nuevas zapatillas para andar o utilizarlas más de diario, ya que el impacto no será tan fuerte, pero iremos amoldando nuestra forma de pisar y adaptándonos a la nueva zapatillas.
Artículo basado en un tip del Facebook El Mundo de los Corredores y blog Deporvillage.