1. Bebe sin esperar a tener sed.
La sed es una señal que nos avisa de que ya hay que beder agua y líquidos, ya vas un poco tarde en hidratarte.
2. Consume entre 2 y 2,5 litros de agua.
Esta cantidad de líquido te la aportan, por supuesto, el agua y otras bebidas, pero también los alimentos como las frutas y verduras.
3. Mejor con sales minerales.
El agua y las bebidas con sales minerales y con azúcares de absorción rápida pueden facilitar una mejor rehidratación.
4. Hidratarse antes, durante y después.
Aunque te ejercites de forma moderada hay que estar bien hidratado, ya que se pierde agua y sales minerales. Bebe antes de entrenar o competir, también durante el ejercicio, y al finalizarlo para reponer las pérdidas. No realices actividad en las horas e más calor.
5. Cuidado con las dietas.
Si llevas algún tipo de dieta pueden variar tus requerimientos de agua y, por tanto, tus necesidades de hidratación. Sigue siempre un modelo rutinario de ingesta de líquidos durante el día, con especial atención en los momentos de actividad física.